Bajo el signo del Austral

El Poder Ejecutivo sancionó la Ley 18188 el 15 de Abril de 1969; ordenaba la emisión de piezas metálicas y billetes canjeables por los antiguos en base a la paridad de 1 peso nuevo igual a 100 de moneda nacional. Esta supresión de dos ceros produjo serios inconvenientes de adaptación y durante muchos años se siguieron utilizando las dos monedas en las transacciones cotidianas: pesos viejos y pesos Ley 18,188, o sencillamente «pesos ley».

La norma entró en vigencia el 1 de Enero de 1970 y con ella reaparecieron las monedas de valores pequeños, batidas durante 1969 con fecha de 1970.

Para las piezas de 1 y 5 centavos se usó por primera vez en nuestro país el aluminio al manganeso; las de 10, 20 y 50 centavos se emitieron en bronce de aluminio: todas ostentaban la conocida cabeza de la Libertad del artista Oudiné.

Las emisiones, nacidas con una optimista visión del estado económico argentino, no pudieron sustraerse a la realidad: la inflación de los años posteriores hizo desaparecer paulatinamente a las monedas chicas, reemplazadas cada vez por valores más altos, hasta llegar al de 100 pesos Ley 18188.

En los últimos tiempos de vigencia de esta reforma se lanzaron a la circulación varias emisiones conmemorativas: los bicentenarios del almirante Guillermo Brown y del General San Martín, y el centenario de la Campaña al Desierto (1879-1979). Siendo insuficiente la producción de nuestra ceca, algunas acuñaciones fueron contratadas con la Casa de Moneda de Chile, país que ya nos proveía de cospeles.

Al mismo tiempo, la Casa de Moneda de la Argentina adoptó como marca de ceca el monograma BAI, símbolo de los plateros porteños de fines del siglo XVIII. Entre las piezas cuestionadas emitidas al amparo de la Ley 18188 se cuentan las acuñadas para festejar el Campeonato Mundial de Fútbol de 1978. En esta oportunidad se troquelaron monedas de plata de 1.000, 2.000 y 3.000 pesos, y de bronce de aluminio de 20, 50 y 100 pesos, dos partidas, con fecha 1977 y 1978 respectivamente, no destinadas a la circulación.

Era previsible que las nuevas emisiones fueran pronto devoradas por la inflación: con el régimen de la Ley 18188 se había llegado a emitir papel moneda de un millón de pesos, acaso la denominación más alta del mundo. El 6 de Enero de 1983 se sancionó la Ley 22707, que creaba el peso argentino, suprimiendo cuatro guarismos al creado en 1969. Así, el billete de 1.00.000 pesos pasó a canjearse por uno de 10 pesos argentinos. Dado el hecho de que la Mayoría de la población, aún utilizaba en sus expresiones cotidianas los valores señalados en pesos moneda nacional -anteriores a 1969-, la conversión de «pesos ley» a pesos argentinos se hizo sin inconvenientes y a corto plazo.

Si bien artistas del Banco Central habían diseñado una serie de monedas con representantes de la fauna autóctono, este proyecto fue desechado y las piezas se batieron repitiendo la clásica cabeza de la Libertad de Oudiné: reaparecieron entonces los valores de 1, 5, 10 y 50 centavos, juntamente con el peso papel, en vigor desde Junio de 1983.

En 1984 se emitieron monedas de 1 peso argentino con la figura del Congreso Nacional, de 5 pesos con el Cabildo de Buenos Aires, y de 10 pesos con la Casa de Tucumán, la primera en aluminio y las dos restantes en bronce. En Mayo de 1985 se pusieron en circulación piezas de 50 pesos argentinos, conmemorativas del cincuentenario del Banco Central.

Pero el 14 de Junio, el Presidente Raúl Alfonsín y sus ocho ministros firmaban el Decreto 1096, que, entre otras derivaciones, dio un vuelco en redondo al sistema monetario. Fue una enérgica reforma destinada a contener la arrasadora inflación, antiguo azote de la economía. El Decreto 1096 incluyó la creación de una nueva moneda, el austral, representado por el signo A; cada austral equivale a 1.000 pesos argentinos, a 10 millones de pesos Ley 18188, y a 1.000 millones de pesos moneda nacional.

Antes de los billetes entraron en circulación, desde finales de Septiembre, las monedas metálicas.

Se comenzó con las de medio centavo, un centavo y cinco centavos, prosiguiéndose con las de 10 y 50 centavos; todas ellas son de una aleación de cobre y aluminio. Para las tres denominaciones más bajas se utilizó la iconografía faunística propuesta anteriormente; la moneda de medio centavo presenta un hornero en el anverso, la de un centavo trae un ñandú, y la de cinco centavos un puma; el diámetro de estas piezas es, respectivamente, de 19,5 milímetros, de 20,5 mm y de 23 mm.

La moneda de 10 centavos ostenta el Escudo Nacional, y la de 50 la cabeza de la Libertad de Oudiné; el diámetro es de 21,05 y 24 milímetros. Él espesor de las cinco piezas es similar: 1,5 milímetros.

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