Del libro de Pedro Serrano García «Grafística».
«Se dice de la escritura que es la «pintura del pensamiento, puesto que constituye el medio material para perpetrarlo, ycomo quiera que todos los actos importantes de la vida humana es preciso reducirlos a escritos, de aquí se deriva la importancia que puedan revestir las alteraciones en los mismos» por ello nos ha parecido necesario transcribir el punto sobre, Escritos patológicos.
Escritos patológicos
Por medio de la grafología pueden ser apreciadas las cualidades psíquicas del autor de un escrito. Y si esto sucede con los escritos normales, de los que podemos decir quedan todos comprendidos entre términos mentales próximos, es indudable que aquellos otros escritos procedentes de individuos anormales reflejarán en sus rasgos las, características, en algunos casos tan acentuadas, propias de un estado mental anormal.
Los escritos de los alienados presentan, cuando la perturbación es profunda, alteraciones tan marcadas que pueden distinguirse a simple vista. Como características generales destacan las de que sus renglones suelen ser concéntricos en vez de horizontales; el texto ilustrado con dibujos; presencia de frases o párrafos estereotipados; algunas letras o sílabas que se repiten sin cesar o, por el contrario, palabras incompletas a las que faltan alguna de dichas letras o sílabas, etc.
Pero no solo las mentales, sino todas las enfermedades en general se reflejan en la escritura, con la particularidad de que las alteraciones o anomalías son constantes en cada una de ellas.
En el estudio de los escritos patológicos se precisa mucha circunspección porque pueden presentársenos síntoínas semejantes capaces de inducirnos a error; así, por ejemplo, las perturbaciones mentales acarrean a los trazos vibraciones y movimientos atáxicos que cabe confundirlos con los procedentes de la debilidad, el frío y la fatiga.
De otra parte, la escritura correspondiente a un individuo ligeramente perturbado puede no presentar alteración alguna aparente, es decir, que las anomalías de la es critura son proporcionadas al grado de perturbación mental padecida. Y este rnismo principio es de aplicación general.
Observa acertadamente Offermann que en los escritos de los alienados lo que se observa no son propiamente las alteraciones mentales padecidas por los mismos, sino las físicas u orgánicas producidas a consecuencia de aquéllas. En realidad, el resultado, a los efectos del peritaje, es el mismo.
Resumidamente vamos a exponer a continuación las particularidades características correspondientes a las alteraciones mentales más corrientes y a algunas enfermedades, como son la histeria, neurastenia, manía, melancolía, monomanías, delirios, dernencia, epilepsia, parálisis agitante, corea, tabes, parálisis general, ataxia, alcoholis mo, dipsomanía y artritismo.
Histeria: Esta psiconeurosis degenerativa es común a casi todas las mujeres, y especialmente a las mujeres delincuentes. El llamado «temperamento histérico» se caracteriza por una sugestibilidad extrema, reconociéndose el estado mental habitual de estos enfermos por los desordenes en el subconciente.
La escritura propia del histerismo presenta los siguientes caracteres: temblor de intensidad y dirección variables, pero continuado: tendencia o predisposición hacia la escritura de tipo ornamentado, que se manifiesta especialmente en las mayúsculas, y alteración de los valores angulares provocados por la crisis.
Neurastenia: La neurastenia es, respecto al hombre, lo que la histeria respecto a la mujer. Su diagnóstico, lo mismo que el histerismo, es muy difícil, ya que esta enfermedad constituye un estado vago en el que predominan síntomas de fatiga física y rnental.
No obstante lo que acabamos de decir, la neurastenia puede también presentarse en el sexo débil, sobre todo en las épocas de gestación y lactancia.
La característica esencial de la neurastenia, según acabamos de decir, está constituida por la fatiga, la que se exacerba al más mínimo esfuerzo, por ello, los escritos de los neurasténicos suelen ser normales en sus comienzos, pero en seguida se alteran, los enlaces desaparecen dejando paso a las interrupciones, los rasgos se deforman y la escritura se torna angulosa.
Manía: Se caracteriza esta enfermedad por presentar períodos de insania separados por otros de lucidez, lo que ha hecho denominarla «locura alternante o circular».
Los períodos de anormalidad presentan dos fases: una de excitación y otra de depresión. La primera va acompañada de una extrema movilidad de ideación y euforia; la segunda, la depresiva, de tristeza, dificultad de ideación y actividad apagada, el enfermo pierde la atención, pasando de unas a otras ideas sin hilación normal entre las mismas.
Esta enfermedad es hereditaria o indicadora, al menos, de la presencia en los padres de debilidad mental, apareciendo en ocasiones en forma leve o atenuada, variedad que se denomina técnicamente «manía mitissima».
La manía se manifiesta en los escritos por la irregularidad en las líneas, proporcional al estado de turbación del espíritu; atrevimiento y exageración en los rasgos y nezcla de las barras y signos de puntuación con los caracteres literales.
En los maníacos, la escritura no es posible más que en los estados anteriores o posteriores a los períodos de insania. En ella los pensamientos se encadenan con rapidez rayana en la incoherencia, verificándose unaviciosa asociación de ideas, de modo que una palabra arrastra un nuevo pensamiento, sin que el conjunto guarde la lógica trabazón que constituye la verdadera argumentación.
Melancolía: Es un proceso frenopático de involución caracterizado no sólo por la depresión mental, sino también por angustia y concepciones delirantes de curso largo.
Puede presentarse en todas las edades, pero es más frecuente al declinar las fuerzas físicas y más en la mujer que en el hombre. También esta enfermedad es hereditaria o al menos requiere cierta predisposición.
Los escritos de estos enferrnos, son de caracteres pequeños, con titubeo y temblores en sus trazos, que aparecen rodeados de signos irregulares denominados por los expertos «patas de mosca», producidos por las indecisiones de la pluma, que rasguea incierta antes de acometer el trazo, que casi siempre es temblón y sinuoso, con frecuentes angulosidades o codos que producen bruscos cambios en su dirección.
Tiene también la melancolía períodos de excitación y de depresión. Unos de otros se distinguen fácilmente en la escritura -según Garnot- porque durante el primer período, o sea la excitación, ésta aparece cerrada, alargada y rápida, y, por el contrario, en el de depresión la escritura es menos inclinada y atrevida, los trazos, un poco largos, presentan sinuosidades características y las líneas aparecen pesadas, faltas de claridad y de arte.
Monomanías: Reciben este nombre los estados de perturbación mental con delirio parcial; es decir, que los individuos que padecen esta enfermedad se muestran normales excepto en un punto, que es el que corresponde a su anormalidad.
La monomanía fue descubierta por Esquirol, ya que antes sus manifestaciones que daban comprendidas en la melancolía, y puede presentarse en múltiples formas.
Grandes controversias ha provocado la monomanía entre los hombres de ciencia, y aún hoy día se discute si la alteración en un orden concreto de ideas -característico de la monornanía- puede mantenerse aislada o produce, por el contrario, perturbación en los restantes, llegándose a la conclusión de que la idea delirante se destaca sobre un fondo primitivamente alterado.
La aberración que supone la monomanía generalmente se refleja en la escritura con la agudeza de caracteres que presente en el individuo.
Delirios: Fundamentalmente se distinguen dos clases de delirio: el episódico, fase de una enfermedad mental, y el permanente o continuado. El primero, que no interesa a nuestro estudio, va acompañado de agitación y manifestaciones más o menos violentas; el segundo carece de reacciones fuertes e integra la psicología normal del enfermo.
El llamado «delirio sistematizado» consiste en una representación mental falsa que el enfermo toma por verdadera a pesar de su irrealidad, lo que le hace obrar con una convicción interior de la que nada ni nadie pueden convencerle de su falsedad.
Este delirio sistematizado se denomina modernamente «delirio de interpretación», pudiendo manifestarse en formas muy variadas, entre las que tenemos como más destacadas el delirio de grandeza (megalomanía), tan conocido, por el que el individuo se cree grande, célebre o poderoso; el depresivo o de autoacusación, por el que se considera culpable de cuanto acontece; el de persecusión, que consiste en el temor hacia determinadas o indeterminadas personas a las que supone animadas de malos propósitos hacia él, lo que les obliga a rodearse de precauciones, llegando, en los casos externos, a transformarse de perseguidos en perseguidores de sus supuestos enemigos; el de celos, frecuente en el alcoholismo; el hipocondríaco, por el que atribuye sus males a enfermedades incurables; el místico, etc.
Todos estos delirios, sobre todo en sus formas más atenuadas, no presentan síntomas físicos quedando limitados a una actividad puramente psicológica, se manifiestan en todos los grados de intelectualidad conservando el individuo su capacidad profesional y observándose exclusivamente sus caracteres, en relación con la escritura, cuando son prolongados o continuados.
Una variedad específica muy interesante de delirio es la denominada grafomanía o afán por escribir, frecuente especialmente en personas de gran vanidad literaria y en la anonimografía. Estos escritos no presentan las repeticiones, incorrecciones o incoherencias propias de la demencia, observándose en ellos una lógica aparente que llega a engañar incluso a personas de elevada cultura> pero sin embargo es patente en los misrnos
su constancia e insistencia en una idea determinada.
Existe una subvariedad inferior de la grafomanía que se conoce con el nombre de graforrea.
Demencia precoz: Esta enfermedad mental, frecuente en la pubertad, se caracteriza por un automatismo especial siendo su origen generalmente hereditario.
Sus escritos son rítmicos y ampulosos, con muchos subrayados y signos de puntuación, utilizando muchas veces tinta de varios colores, mutilando las palabras y dándoles sentido distinto del gramatical, no son raras las sobrecargas y los dibujos intercalados en el texto, la dirección de las líneas suele ser incoherente y el calibre de los trazos aumenta progresivamente del comienzo al fin del escrito.
Demencia: Está constituida por un estado de debilidad mental y desintegración de la personalidad.
La irregularidad de los escritos procedentes de los dementes está en relación directa al grado en que padezcan la enfermedad, pudiendo llegar a ofrecer exageradas extravagancias aunque debe tenerse presente que en ocasiones los escritos de estos individuos no presentan alteración aparente alguna, sobre todo en los casos leves.
Epilepsia: Esta enfermedad, bien se halle evidenciada, bien larvada, por la profunda perturbación que acarrea a la psiquis del individuo puede dar lugar a escritos contrarios a la voluntad del que los suscribe, sobre todo en aquellos estados técnicamente denominados «equivalentes», lo cual tiene interés especial en los casos de testamento ológrafo. Los síntomas gráficos de la epilepsia son los siguientes: escritura irregular de trazos mal dibujados con presencia de gran temblor si el escrito ha sido producido en el llamado «estado crepuscular» o próximo al ataque; este temblor se hace especialmente manifiesto en las astas; las letras son desiguales con alteración en las interrupciones normales, haciéndose frecuentes. Después del ataque o crisis, aún pasadas algunas horas, se observa un reengrosamiento en los trazos, los círculos más cerrados que de ordinario, desaparecen algunas letras necesarias y no aparece ninguna repetida> el espaciamiento es mayor que el normal, las líneas son irregulares y algunas letras presentan forma extraña, ofreciendo la escritura en general un aspecto semejante a la de una persona que hubiese olvidado o estuviese aprendiendo a escribir.
Parálisis agitante: Produce trazos con temblores característicos en sentido horizontal. Parálisis general. Rebabas en los trazos, borrones frecuentes, temblor, irregularidad en las letras que aparecerán dibujadas deficientemente, exceso de ligado al comienzo y pérdida de letras en las palabras al final, con gran deformación de los caracteres que acaban siendo ilegibles.
Corea y tabes. Escritura angulosa con bruscos cambios de dirección acusados por ángulos de amplitud irregular.
Ataxia: Escritura retardada carente de ligado.
Alcoholismo. Renglones sinuosos, limitantes verbales de curva irregular e irregularidad en los tamaños de las minúsculas y en el espaciamiento.
Dipsomanía: Consiste en la irresistible impulsión por la bebida, acompañada de tristeza, irritabilidad y abatimiento.
Se diferencia la dipsomanía del alcoholismo en que no se trata como en este de una intoxicación lenta, consecuencia del hábito por la bebida, sino de un impulso morboso e irresistible que obliga al enfermo a beber, es decir, que se puede. ser dipsómano sin ser alcohólico y viceversa.
Los escritos presentan el temblor característico del alcoholismo, los rasgos decadentes de la depresión y la falta de vigor o energía.
Artritismo: Tienen los artríticos una escritura pesada y uniforme, alineación horizontal, falta de gruesos y perfiles y, en general, escritura carente de flexibilidad y amplitud de movimientos.
Publicado en la revista de: TECNIPOL N º 54
Recopilado y condensado por: Jorge Sergio Marti.
jmarti@periciascaligraficas.com