Reportaje a Horacio López Peña.

 

Diariohoy.net de la Plata

El licenciado Horacio López Peña, que intervino en resonantes casos, como los sobornos en el Senado, la AMIA y los sobres de la Departamental La Plata, en diálogo con este medio explicó en qué consiste el trabajo de un perito al momento de analizar una documentación

Horacio López Peña es licenciado en Pericia Caligráfica con más de 30 años de experiencia. Intervino como perito de parte en la causa de los sobornos en el Senado de la Nación, en el caso AMIA, en el robo al Banco Crédito por el grupo conocido como los “boqueteros” y en la causa de los sobres hallados en la Sede Departamental La Plata, entre otros casos.

“Tenemos varias incumbencias, una de ellas es establecer si una firma es auténtica o falsa, si fue hecha antes del texto o no, si hubo uso de firma en blanco, y todo lo que tiene que ver con tintas y el soporte en papel”, aclaró López Peña,  quien también es profesor en la Universidad de Buenos Aires y presidente del Colegio de Calígrafos, al diario Hoy.

Con respecto a las causas judiciales, se limitan a establecer “si la firma es auténtica, si está adulterado tal elemento, o si lo está el texto. Por ejemplo, en la causa en la que se hallaron los sobres con dinero recaudado ilegalmente en la Departamental La Plata de la Policía bonaerense, podemos establecer la autoría, si los hizo un oficial o un particular. Lo que necesitamos son elementos de comparación, esa es la base del peritaje caligráfico: estudiar la escritura, conocer la modalidad gráfica y luego compararlo con lo cuestionado”.

“Lo que hace el calígrafo es ofrecer una base de comparación. Esos son los elementos indubitados; con eso estudiamos el cuerpo de escritura y luego lo comparamos. Este estudio tiene sus imperfecciones, porque a la persona a la que están inculpando de haber confeccionado un documento, le piden que escriba y tal vez modifique su escritura, entonces el calígrafo interpreta lo que ve. Nosotros estudiamos lo que generó esos trazos”, explicó el docente.

López Peña consideró que es importante tener en cuenta que en “la formación de la firma hay un proceso de evolución, luego se instala un período intermedio, y finalmente de involución, que va ligado al deterioro físico o motriz, edad o enfermedades, por lo tanto es una curva”. Al respecto, ejemplificó con el caso del juicio político a Antonio Bussi, en Tucumán.

“La Asamblea Legislativa me designó como perito. Viajé e hicimos la pericia con Policía Federal, que fue muy compleja porque se mezcló lo político con lo judicial. Establecimos que la firma que había hecho Bussi en unas declaraciones juradas, que él había dicho que no presentó, se había realizado cuatro años antes,

porque notamos que él había involucionado en la firma desde el momento en que fue gobernador. Se comprobó que ese dato lo agregó con posterioridad para cubrirse. La firma cambia con el tiempo, pero es un proceso natural que, si sabemos interpretar, comprenderemos el porqué de los cambios”, señaló el profesional.

Y finalizó: “Además existen las modificaciones de todos los días. Hay gente que siempre firma distinto y que le rechazan cheques en los bancos, porque el cajero mira formas, no trazos”.

Los sobornos y los sobres

“El peritaje caligráfico puede ser determinante. A veces es accesorio, como en la causa AMIA, para saber quién no había hecho un plano. Pero establecer la autenticidad de la firma en un pagaré o de un testamento suele tener ese carácter de determinante, al igual que en las amenazas”, explicó el perito.

En referencia a la causa de los sobornos en el Senado de la Nación, en la cual participó, recordó que estuvo “como perito de parte de Fernando de la Rúa, y se quiso averiguar si en el libro de acta presidencial estaba incluida la presencia de Pontaquarto (el arrepentido de la causa) a una reunión oficial. Fue un lío y no se estableció, pero tampoco hubiera sido concluyente. Ayudó, eso sí, a la defensa”.

En el caso de una firma cuestionada, López Peña graficó que primero “haría escribir y firmar, y sobre esa base trataría de establecer la modalidad gráfica y el mandato: qué es lo que generan esos trazos, estudiar la forma de los giros, el desplazamiento de la mano. Mirando bien, uno se da cuenta si la firma se hace a mano alzada o con apoyo, todo esto va a dar las expresiones. Luego tratamos de establecer cómo se genera esa firma, no nos basamos en diseño contra diseño. Hay un proceso que se mantiene, porque está en la mente. Siempre se estudia primero lo auténtico y luego se lo compara con lo cuestionado”.

En el caso de los sobres, el profesional comentó: “Esa pericia tardó porque eran más de 30 los comisarios, y había que estudiar caso por caso. Ahí tal vez se invierte el estudio, porque hay seis documentos cuestionados de las escrituras en sobres, se las estudia, y después se va uno por uno. No es lo mismo un caso puntual, en el que le pido al implicado que me haga veinte firmas para compararlas, que estudiar cinco sobres que tenían escrituras de distintas personas en comparación contra más de 30”.

“Además hay un momento en el que tenés que frenar, genera cansancio mental porque se mezclan los trazos. Trabajamos mucho con lo que es la memoria gráfica. El caso de La Plata tuvo esa complejidad: los documentos cuestionados eran de distintas manos y los imputados eran una gran cantidad de personas, por lo que hubo que analizar caso por caso”, añadió.

Tiempo después, el fiscal solicitó que se hicieran peritajes a tres excomisarios que no se habían presentado y el resultado se conoció en el mismo día. “Eso fue porque había un trabajo previo. Las hicieron dos peritos oficiales, uno ya sabía cómo era todo. Por ejemplo tenía identificadas las letras F o L, y había elementos muy automatizados que los buscaban en la firma”, concluyó.

La capacidad gráfica

La capacidad gráfica es “cómo ha ido evolucionando la firma o la habilidad de la persona”, señaló el perito. Detalló que, “en el caso de las falsificaciones, la firma suele no ser tan buena, aunque a veces sucede al revés, porque el falsificador tiene más capacidad que la persona que, por ejemplo, se estaba muriendo e hizo el testamento. La capacidad gráfica varía tanto para un lado como para el otro”.

“El punto es que hay gente que tiene constancia gráfica y otra que no la tiene. La firma está en el inconsciente, puedo hablar y firmar al mismo tiempo, es el proceso más automatizado de la escritura. En cambio, la escritura está en el subconsciente: es muy difícil hablar con alguien y escribir al mismo tiempo. Lo que hacemos es estudiar esos automatismos, para sabemr cuáles son las características propias de la escritura”, comentó López Peña.

En cuanto a las conclusiones, sostuvo que “el perito que actúa bien, establece si algo es auténtico o falso, aunque también puede ocurrir que no se pueda determinar. Si la firma es un redondel y el implicado hace cruces, no se puede determinar, pero eso tampoco implica que la firma sea falsa. Si la escritura de un anónimo está muy modificada, por más que tenga un buen cuerpo de escritura y que obtenga elementos fuera del expediente y una buena base de comparación, la calidad de lo cuestionado me impediría tener un dictamen categórico. Y no es que yo no pude: la conclusión es que no se puede determinar”.

Nuestro agradecimiento a al web: www.diariohoy.net, publicado 3 enero de 2017.